En la práctica educativa, tanto
maestros como especialistas pueden utilizar el lenguaje bimodal
fundamentalmente como sistema de comunicación con el niño.
Esto nos permite hacer más
natural la relación con él, ya que es posible comentar y expresar muchas más
situaciones. Así mismo, el niño podrá
expresarse con mayor precisión y amplitud.
Aunque se pretende que la
adquisición de los signos sea natural, es interesante utilizar algunos signos
de manera más sistemática, especialmente aquellos que se refieren a nociones
fundamentales que pueden plantear más dificultades al niño sordo:
1) Nociones espaciales (dentro,
donde, fuera, debajo...)
2) Nociones temporales (cuando,
después, pronto, rápido, despacio...)
3) Nociones causales (porque,
para...)
4) Categorías (tamaños, colores,
formas...)
En general, el lenguaje de signos
permite el desarrollo de actividades que sería muy difícil llevar a cabo con
una comunicación exclusivamente oral:
1) Contar cuentos y secuencias
lógicas de acción.
2) Planificar el juego, o las
actividades que se van a hacer.
3) Comentar y recordar lo que se
hizo el día anterior.
4) Explicar lo que sucede, por
qué hay que hacer unas cosas y otras no.
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